martes, 15 de enero de 2008

Las Siete Promesas para los Vencedores


Las Siete Promesas para los Vencedores
Textos de Introducción
1ra Juan 5:4-5: 4Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
5¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

Introducción al mensaje:

El texto bíblico comienza con una aseveración: Todo lo que es nacido de Dios. ¿Qué es un nacido de Dios? Un nacido de Dios no es otra cosa que un hijo de Dios. Ahora bién deseo
establecer algo que suena un poco antipático, pero, no todo el mundo es hijo de Dios. Todos somos criaturas de Dios, pero hay una gran diferencia entre ser una criatura de Dios (porque
todo lo que existe fue creado por Dios) a ser un Hijo de Dios.


Para ser hijo de Dios hay que seguir un proceso, hay que; reconocer que El es Dios, El nos hizo y no nosotros a nosotros mismos. (Salmo 100:3). Hay que humillarse bajo la poderosa mano
de Dios para que El nos exalte, (1ra Pedro 5:6) de una posición de esclavos del pecado a hijos. Gálatas 4:4-7 habla de ese milagro transformador, no dejando de establecer que bién
claramente dice Gálatas 4:7, “Así que, ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo”. Muchas personas piensan que por creer en Dios eso le da el
derecho de ser hijos de Dios, pero es importante entender que no basta creer, hay que recibir lo que se cree, la Biblia dice en Juan 1:12, “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen
en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.


Es importante que usted entienda que hay que recibir al Señor Jesús como Salvador personal y confesarlo como Señor. Romanos 10:9 dice: “Que si confesares con tu boca que Jesús es el
Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”. El que siente la salvación sabe que es hijo de Dios. Romanos 8:16 dice: “El espíritu mismo da testimonio a
nuestro espíritu de que somos hijos de Dios”. Así que tú puedes saber si eres hijo de Dios porque se siente. Ahora, tu como hijo debes aceptar que, “todo lo que es nacido de Dios vence al
mundo”. Los hijos de Dios deben mantener ante el reto de la vida, el mundo y todo lo que conlleva ser un ser viviente, un “status” de vencedor, triunfador y conquistador. ¿Qué es el
mundo? No es solamente lo mundano, en otras palabras el pecado, por que no hemos sido llamados solamente a vencer la tentación que nos pueda llevar a pecar contra Dios, sino que
hay que vencer actitudes, características predominantes que dañan nuestra imagen o proyección como hijos de Dios, las enfermedades que crean un sentido de rebeldía hacia Dios, como si el fuera el culpable de la enfermedad o situación que nos aqueja. Sí, el mundo es lo mundano, las tentaciones, las actitudes negativas controladas por los frutos de la carne, la
irresponsabilidad que muchos asumen ante su compromiso moral con la sociedad y Dios, la falta de espíritu de lucha y deseo de ser útiles para Dios, (la Biblia también dice que es pecado
saber hacer lo bueno y no hacerlo, Santiago 4:17) y el amor a las cosas del mundo. 2 Jn. 2:15 dice: “No améis al mundo, o las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el
amor del Padre no está en él”. Todo esto y mucho más es lo que anda como león rugiente buscando a quién devorar. (1ra Pedro 5:8-10). ¡No te dejes vencer! Si eres hijo de Dios, como
hijo de Dios vence al mundo. La palabra vence significa ganar, derrotar, triunfar, aventajar, superar, dominar, destrozar. Así que todo el que es hijo de Dios está llamado a ser un vencedor,
no un perdedor y mucho menos un derrotado. Tiene usted una idea de lo que es un perdedor; es uno que a veces gana y otras pierde, uno que hoy está en victoria, mañana está como Dios
quiere, como si Dios quisiera vernos afligidos, agobiados, desmoralizados y en pecado. No y mil veces no. Dios desea que tú estés en victoria brillando para su gloria. Un perdedor dice el
diccionario que es un desorientado, malgastador, frustrado, náufrago, hundido y mal parado. ¿Estas tu desorientado por que has dejado de orientarte en la Palabra, por que malgastas tu
precioso tiempo, habilidades y destrezas en cosas mundanas y que no tienen provecho? ¿Eres tu náufrago por que recientes la autoridad de tus líderes espirituales y sobretodo las de Dios y
no le permites que te guíe con el timón del Espíritu Santo? ¿Estás mal parado con Dios por que andas por otro camino, ofendiendo a Dios en tu proceder? Dios no quiere que tú seas un
perdedor y mucho menos un derrotado. (Un derrotado es un pobre arruinado, un fracasado, un vencido) Dios quiere que tú seas un vencedor. Recuerda: “Todo lo que es nacido de Dios
vence al mundo y esta es la victoria que ha vencido al mundo nuestra fe”.
Usted tiene que mantener su fe y su vista puesta en Dios y su Palabra, vivir de acuerdo a los estatutos de Dios y declararle guerra al enemigo de las almas para poder disfrutar de las siete
promesas que hay para los vencedores.

1. Dios te dará a comer de árbol de la vida. (Apocalipsis 2:7) En otras palabras te dará vida y razón para vivir.


2. No sufrirás daño de la segunda muerte. (Apocalipsis 2:11).


3. Te dará de comer del maná escondido, y te dará un nombre nuevo. (Apocalipsis 2:17).


4. Te dará autoridad sobre las naciones. (Apocalipsis 2:26).


5. Te vestirá de blanco y no borrará tu nombre del libro de la vida. (Apocalipsis 3:5). ¡Cuidado! Una vez salvo, siempre salvo no cabe aquí, si pierdes tu batalla con el mundo tu nombre
será borrado, la salvación permanece solo para los vencedores y los que cuidan su salvación.


6. El te dará que te sientes en su trono. Yo no sé en que lado del trono tu te piensas sentar, pero por fe yo declaro que será al lado derecho de Cristo, porque claramente dice
Apocalipsis 3:21 “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mí trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. (Marcos 16:19).


7. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y el será mi hijo. (Apocalipsis 21:7) ¡Aleluya!


Lee Romanos 8:35-39 y has tuya esa declaración.


Que no desmaye tu fe, sé un vencedor
y mantén tu título como Hijo de Dios.

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